Opinión
Me gustó bastante esta fábula porque me enseña que uno tiene que saber escuchar a
todas las personas sin importar su
tamaño o sus rasgos físicos. No debemos despreciar lo que nos parece
insignificante, pues no hay ser débil en la tierra que no pueda alcanzar lo que
se propone. Esta situación se da mucho en nuestra vida diaria, ya que hay gente
que a veces desprecia a las demás personas o se burlan de ella; y lo que no
saben es que esa persona a la cual humillaron en un futuro se puede vengar y
hacerle la vida imposible. Por eso pienso que la paz no se trata de firmar algo,
sino por el contrario empieza desde cada hogar porque la familia es la
verdadera causante de lo bueno o malo que nosotros los jóvenes hagamos en la
calle; porque ellos son los que nos inculcan los valores y así cada uno puede
transmitir paz sin necesidad de llegar a un acuerdo con los demás.